19 julio 2006

A los hombres, ¿Quién los entiende?

Padres, hermanos, amigos, parejas, maridos y demás exponentes del género masculino, aquellos que quedaban atontados por la locura mundial, son una especie incomprensible.

Si..una especie, todas tenemos alguna anécdota que comprueba que no somos de la misma especie, o al menos aspiramos a no serlo, jajajaja.

Más de una noche hemos pasado en vela intentando comprender alguna actitud masculina para darnos cuenta (al amanecer) que perdimos horas en vano.

Mmmmm…estarán pensando “¿Qué le habrá sucedido? ¿Algún desengaño amoroso?”….tengo que indicarles que no, están equivocados. El que ha ocasionado estas horas de análisis existencial esta vez ha sido mi padre, si así como leen….mi progenitor ha resultado incomprensible para mi y con esta historia ustedes creo que estarán de acuerdo conmigo.

Aprovechando un día sin trabajo nos fuimos de paseo al campo con mis padres. Cabe señalar que no soy muy afecta a estos paseos ya que desde pequeña sufría un aburrimiento crónico rodeada de vacas, ovejas y demás bichitos, siempre que tenía vacaciones.

Para el que esté pensando “Pero si el campo es lindo” sería bueno recordarle las vacas mugiendo en la madrugada, las ranas en el baño, las arañas corriendo bajo la cama y demás animalitos que decidían justo esos días meterse dentro de la casa.

Pues bien en vista que estábamos aburridas con mi madre aceptamos acompañar a mi padre al campo. Entiéndase que para él el viaje no es de paseo ya que siempre encuentra algo en que trabajar, ya sea llevarle comida a los animales, arreglar algún alambrado, etc. Es bueno recordar que cuando compró el campo lo pensó a modo de diversión y terminó resultando en más trabajo.

Pues bien, ¿Qué tarea le consumiría esa tarde?. Una ternera se había escapado y cruzado el alambrado hacia el campo vecino. Escucharon ese dicho “El pasto del otro lado del alambrado es más verde”, pues la ternera si lo conocía.

Así que nos dirigimos hacia el lado más recóndito del campo a buscar al dichoso animalito. Papá decidió ir a caballo mientras yo manejaba la camioneta…uyyyyy pobre de los animalitos!!!!!, yo al volante!!!!!! Que peligro en verdad!!!!!!

Luego de pasar por encima de muchos pozos ocultos entre el pasto, y casi perder a mi madre por colapso en el camino, llegamos al alambrado cerca del cual estaba la ternera.

Está de más decir que me arrepentí de no haber llevado la filmadora pues las escenas que sucedieron a continuación fueron dignas de una película de Mel Brooks.

¿Cómo se había pasado el animal para el otro lado? Sencillo, a través de un pequeño espacio entre dos alambrados. Papá probó de todo para lograr que el bichito volviera a nuestro campo, entre lo cual le alcanzó comida, intentó moverla y nada…absolutamente nada!!!!

Ok…ahí el hombre (entiéndase mi padre) que para nada creció en el campo (nota importante) se las ingenió para pasar con el caballo al otro lado del alambrado y zas!!!!...la ternera salió corriendo al campo vecino…allá papá detrás de ella hasta que logró acercarla al lugar por donde debía pasar nuevamente. Ya para esto habían pasado unos 45 minutos y con mamá estabamos sumamente aburridas (más allá de las risas de verlo en semejante tarea).

Uyyyy…aleluya!!! Logró que la ternera volviera a nuestro campo….siiii…ya nos vamos, pensamos ilusamente con mamá.

Al querer pasar nuevamente con el caballo…nop…éste no quiso…noooo otra vez noooo…para colmo de males con mamá nos habíamos tentado e intentábamos contener la risa a toda costa ya que si nos reíamos creo que papá nos mata debido al cansancio que a esa altura tenía.

Busco un poco de maíz para hacerlo caminar y nada, le dio un pequeño golpe en el anca y nada…y de pronto…fabulosa idea!!!!!....¿que tal si aflojaba el alambrado y el caballo pasaba por encima? Ok…herramientas….trabajo que trabajo…y ya hacía cerca de hora y media que estábamos en todo esto…¿ya les comenté que papá es terco? Jajaja.

- Ahora las necesito a las dos – nos dijo papá mientras señalaba el alambrado.

- ¿Qué?...ehhhh…¿y que quieras que hagamos? – pregunté con poquísimas ganas de bajar de la camioneta, debido a que ya estaba medio dormida.

- Ok…ustedes van a hacer fuerza hacia abajo, bajan el alambrado contra el piso y yo paso el caballo…¿entendido?

Es bueno aclarar dos cosas: 1- que no nos dio ni tiempo a responder y 2- que mi madre hace muchos años fue operada en una pierna por lo que no puede hacer mucha fuerza con ella, pero allí estábamos como dos tontas empujando el alambrado hacia abajo.

Y…al fin!!!!!...pasó el caballo, ya podemos irnos, pensamos. Soltamos el alambrado y para nuestra sorpresa…Nosotras habíamos quedado del otro lado!!!!! Noooooooo…demasiado fuerte….resumamos:

* para sacar la ternera mi padre debió pasar al otro lado;

* como no pudo pasarla trajo el caballo, la ternera volvió a nuestro campo;

* el caballo se enojó y no quiso volver por lo que debimos bajar el alambrado;

* y cuando logramos que el caballo volviera…quedamos nosotras allá!!!!!!!

En verdad fue demasiado, nosotras cruzamos el alambrado, nos subimos a la camioneta e internamente nos juramos no volver a acompañar a papá en las tareas campestres!!!!!!!

A estas alturas ustedes se dirán ¿pero que tiene que ver con lo incompresibles que son los hombres? Y acotarán que esto fue un hecho fortuito, pero díganme si no concuerdan conmigo ¿No hubiera sido más fácil pedirle al vecino para pasar a su campo y sacar la ternera a través de una portera que estaba a unas cuadras? Ajá…¿coinciden conmigo? Jajajajaja.

Hasta pronto, Alex

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece el juego sal de ahi chivita chivita jaja Te acordas?
Vamos a llamar a Alex para que saque a la ternera jaja
Ro